La Fundación Josep Carreras y la Fundación Enriqueta Villavecchia coordinan la acogida de 16 familias de niños con cáncer de Ucrania
El pasado viernes 18 de marzo llegó un avión a Barcelona en el que viajaban 16 familias de niños y niñas con cáncer que huían de la guerra de Ucrania.
Pocos días antes, la Fundación Enriqueta Villavecchia y la Fundación Josep Carreras habían recibido el encargo, por parte de tres Ministerios del gobierno y de la SEHOP (Sociedad Española de Onco-hematología pediátrica), de coordinar el operativo de acogida y las interlocuciones con las administraciones y organizaciones implicadas. Durante la semana anterior a la llegada se estuvieron preparando recursos y coordinando un dispositivo complejo y muy delicado.
Cuando se confirmó la llegada, rápidamente se alinearon todas las entidades que trabajan para ayudar en el cáncer infantil en Catalunya, en una operación liderada por la SEHOP y coordinada inicialmente por la Fundación Aladina, que ya había acogido a un primer grupo de niños con cáncer de Ucrania la semana anterior en Madrid.
La operación está respaldada por tres Ministerios, los de Defensa, Sanidad e Inclusión, y cuenta con el apoyo de Cruz Roja Catalunya para apoyar en los ámbitos de estatus de refugiado, solicitud de asilo y servicios jurídicos.
En Cataluña, la operación se coordinó desde el primer momento con el Departament de Salut y la participación imprescindible de los tres hospitales implicados, Hospitales de Sant Joan de Déu, Hospital de Sant Pau y Hospital Vall d'Hebron.
Todo ello empezó por iniciativa del St. Jude Children's Hospital (Memphis, USA) que, al iniciarse el conflicto en Ucrania, organizó el Unicorn Center, un centro de cribado de niños enfermos situado a las afueras de Varsovia (Polonia). La IIICC y la SIOPE (International Incidence of Childhood Cancer y Sociedad Europea de Oncología Pediátrica) efectuaron un llamamiento de colaboración a todos los países.
En esta cadena extensa de colaboraciones, un solo propósito: sacar a los niños gravemente enfermos de debajo de las bombas, y llevarlos a un lugar seguro, en el que poder reanudar los tratamientos.
Después de unos días intensos y de incontables llamadas, llegó a Barcelona un grupo de 16 familias exhaustas, cargadas con pequeñas maletas, niños y niñas enfermos de cáncer, algunos de sus hermanos, no todos, y algunos familiares más.
16 familias, todas las madres, una tía, una abuela, y sólo un padre. El resto de los hombres está en Ucrania, junto con otros hermanos y familiares. Otros, esparcidos por Europa, o sin noticias.
En el aeropuerto, ante todo, un grupo de intérpretes voluntarios muy emocionados, abocados a intentar ayudar al grupo.
Imposible olvidar las miradas de esos momentos, el reencuentro de alguien con quien no te conoces, pero con el que te reencuentras.
Ninguna madre aceptó ayuda para cargar a sus hijos, ni para dejarlos en un cochecito. Los sujetaban fuerte en los brazos, y no los iban a soltar.
Cuatro ambulancias se fueron, desde los pies del avión, directos al hospital, con niños que requerían ingreso inmediato. El resto, muy cansados, se trasladó en autocares hacia los hospitales.
A partir de ese momento, la prioridad absoluta fue, y sigue siendo, la reanudación de los exámenes y tratamientos médicos. La mayoría de niños y niñas sufre leucemia, tumores cerebrales o del sistema nervioso central, los cánceres infantiles más frecuentes. Ahora, ya controlados desde su llegada, se están empezando a programar algunas operaciones y tratamientos más complejos.
Desde el día 18, hemos podido contar con la inestimable colaboración de dos hoteles que han alojado a estas familias a coste reducido. Nos han sido de gran ayuda para no tener que dividir el grupo en numerosos hospedajes no adecuados para su situación. Actualmente la mitad del grupo ya se ha podido alojar en casas de acogida y pisos menos provisionales y, ambas fundaciones, F. Carreras y F. Villavecchia estamos organizando la puesta en marcha de una casa de acogida para las familias restantes que, esperamos, esté adecuada a finales de abril.
Los niños y niñas ya corren y se persiguen en los lugares en los que los tenemos alojados, juegan, nos miran, sonríen.
Algunos ya están en el mejor sitio, ingresados en tres excelentes hospitales catalanes.
Desde las fundaciones estamos coordinando diariamente la atención de estas personas y las visitas diarias a los hospitales, siempre acompañados de voluntarios traductores. Asimismo, se les están empezando a tramitar papeles, tarjeta sanitaria, etc.
Desde la Fundación Josep Carreras y la Fundación Enriqueta Villavecchia hemos puesto un fondo de emergencia para recibir donativos que nos permitan mantener y prolongar la atención, alojamiento y acogida de estos niños mientras dure su tratamiento. ACCEDER AQUÍ. También hemos activado un blog “Diario de una acogida” en el que semanalmente explicamos esta aventura ucraniana de unos niños que nos tienen enamorados.
¡Juntos, somos Imparables!